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Manzanillo Mexico

MANZANILLO

VIAJES Y TURISMO

Mar y algo más, arena y algo más en Manzanillo, una franja costera que seduce por el vaivén de sus olas y sus prolongados baños de sol, un lugar donde la diversión, el placer y la aventura no distinguen entre el día de la noche y se encuentran en los complejos turísticos, en las orillas transitadas por decenas de cuerpos bronceadamente atléticos o en las aguas transparentes que invitan a zambullirse.

Solo hay que entenderse con el mar, sentir el suave roce de la arena y dejarse adormecer por los calurosos rayos del sol, para darse cuenta de que Manzanillo se va metiendo en nuestra alma y que a partir de ese momento cada vez que escuchemos su nombre, nos dejaremos invadir por la nostalgia y por el dulce sabor de los recuerdos.

Manzanillo, a 73 kilómetros de Colima, la capital del estado del mismo nombre, es uno de los paraísos playeros del occidente mexicano y, también, uno de los puertos mercantes más dinámicos del país. Su moderna infraestructura turística permite disfrutar al máximo de sus encantos naturales.

Lugar de embarcos y desembarcos, la historia de Manzanillo está plagada de aventuras marítimas que se iniciaron desde antes de la llegada de los españoles, cuando la zona era utilizada como puerto de los navegantes mesoamericanos que zarpaban hacia el oriente.

En 1522, Hernán Cortés desembarcó en estas playas paradisíacas, pero el conquistador de México simplemente las ignoró. Un lustro después, Álvaro Saavedra pisaría las arenas de Manzanillo, bautizándolas con el nombre de bahía de Santiago de la Buena Esperanza.

Durante la época colonial, la bahía fue el refugio perfecto de los galeones que venían de oriente. Muchas de estas embarcaciones, como la Nao de China, se ocultaban en Manzanillo para librarse de los temibles piratas.

Taimados y ambiciosos, los piratas que anhelaban apoderarse de las valiosas mercancías orientales encontraron el recóndito refugio, entonces este pedazo de la costa del Pacífico de México fue bombardeado en más de una ocasión por los furibundo hombres de mar, creando zozobra en el pequeño astillero y caleta portuaria.

Fue recién en 1825 que la bahía recibió el nombre de Manzanillo, en honor a la flor del mismo nombre, que emana su delicada fragancia por casi todos los rincones de la bahía. Su ascenso a ciudad se produjo en 1873 y en 1908 recibió la denominación de puerto oficial, gracias a su conexión ferroviaria con la ciudad de Guadalajara.

Hoy, esta pujante ciudad portuaria, a 1,290 kilómetros de la Ciudad de México, es la joya turística de Colima, un estado de geografía montañosa, con simpáticos valles y esa delgada franja costera en la que se encuentra Manzanillo y sus playas de arena dorada, Manzanillo y su marina en la que atracan cruceros de todo el mundo, Manzanillo y sus escenarios perfectos para la práctica de los deportes náuticos.

El imponente desarrollo turístico de este paraíso marino se concentra en sus dos bahías: Santiago y Manzanillo, donde existen complejos hoteleros de categoría mundial, como Las Hadas, donde se grabó a finales de la década del 70, la película “10, la mujer perfecta”, cinta que consagró a la actriz Bo Derek.

Pero el mayor atractivo de Manzanillo siguen siendo sus playas: hermosas, cálidas, para todos los gustos. Algunas de corrientes serenas, otras de aguas agresivas. También hay varias escondidas y muchas que se enfrentan al mar abiertamente. Un vastísimo abanico de relajo y aventura.

Y este mar lleno de hermosura es ideal para la práctica de la pesca deportiva, porque Manzanillo es considerada la “Capital Mundial del Pez Vela”, una de las piezas más preciadas por los cultores de esta actividad. Además, aquí se realizan constantemente importantes campeonatos internacionales.

Quien decida visitar Manzanillo debe aprovechar su estadía para darse un saltito a la capital estatal, Colima, una ciudad de raíces mestizas, célebre por sus singulares ceramios llamados iztcuintli (tienen forma de perro) y por la monumentalidad de sus complejos prehispánicos, herencia de las culturas más representativas del occidente mexicano.

Tampoco se deben ignorar los pueblos tradicionales de Comala y Suchitlán o dejar de respirar los aires de bohemia de la Barra de Navidad, una comunidad de inspirados artistas.

Manzanillo es una tierra calurosa (el promedio anual es de 26 grados centígrados), de playas que conquistan con el guiño de sus olas y de aventuras que se convierten en inolvidables. Un lugar que deja su huella en el alma del viajero, porque no es solo mar y sol, sino algo más, siempre un poquito más.

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