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Pachuca Mexico

PACHUCA

VIAJES Y TURISMO

Pachuca es una ciudad de raíces y corazón minero. Su historia está marcada por los avatares del socavón y la búsqueda de riquezas en las entrañas de los cerros, desde el momento en que los pobladores primigenios de la zona utilizaron obsidiana en la elaboración de sus instrumentos de caza (año 12,000 a.C.) y descubrieron el método de amalgamación para obtener la plata.

Y las raíces se mantuvieron firmes cuando los aztecas gobernaban la región y extraían el mineral de las montañas allá por 1438; y el corazón se fortaleció con la llegada de los españoles en 1528, quienes impulsados por su obsesivo afán de riqueza, priorizaron la actividad en los socavones.

Fueron estos hombres de allende del mar los que fundaron Pachucha en el siglo XVI, la capital actual del estado de Hidalgo, localizada a 94 kilómetros de la Ciudad de México. Fueron ellos quienes edificaron los templos y casonas que el tiempo se encargó en convertir en monumentos históricos, por ser las huellas arquitectónicas de un pasado colonial lleno de esplendor, pero también de injusticias.

“Bella Airosa” la apodaron por la impetuosidad de sus vientos, pero la bautizaron como Pachuca y nadie sabe muy bien el porqué. Hay quienes creen que proviene del náhuatl, pachoa que significa “estrechez” o “apertura”; otros señalan su origen en la palabra pachoacan “lugar de gobierno”, y la mayoría lo relaciona al término patlachiucan, “lugar de fábricas” o “lugar de oro y plata”.

El terreno sinuoso de Pachuca impidió a sus fundadores cumplir con la ordenanza colonial que imponía un trazo rectilíneo y ajedrezado a las ciudades de la época. Ellos trataron de hacerlo, pero fue imposible y las calles “nacieron” inclinadas y estrechas, dándole un cariz especial que no deja de seducir a los viajeros.

Pachuca es, desde siempre, una ciudad de arquitectura de ensueño. Hogar de gente trabajadora, hospitalaria y alegre, que lo acogerá con los brazos abiertos y le mostrara lo mejor de su tierra: su centro histórico evocador y monumental, sus museos reveladores de la historia, la vocación minera que se transpira en el cercano pueblo de Real Monte y la belleza natural en el Parque Nacional El Chico.

Itinerarios distintos. Ciudad y naturaleza. Caminatas por calles estrechas, para constatar el paso del tiempo en el centenario reloj -diseñado por la misma empresa que hizo el Big Ben londinense- que corona una torre de estilo neoclásico de 40 metros; o andar sin preocupaciones por el tupido bosque de oyameles y pinos del parque El Chico, una zona protegida desde 1898.

Aún hay más que conocer, en el centro y fuera de él, y parece que el tiempo será escaso, porque las horas anuncian su nacimiento y su muerte con los tañidos de ese reloj gigantesco que marca el ritmo de una ciudad engalanada por casonas y templos que los expertos consideran como marcas imperecederas de la arquitectura novohispana.

Y el tiempo se acorta y hay que apurarse y ya estás en la iglesia de la Asunción, con su sencillo frontis blanco que presenta algunos atisbos barrocos; atisbos que se convierten en totalidad en San Francisco, parada obligada en el recorrido al centro, porque sus antiguos claustros albergan los museos de Antropología y el Histórico Regional, además de la Fototeca Nacional, la colección gráfica más importante del país.

Otros monumentos imperdibles son el edificio de las Cajas Reales que data de 1670 o la casa Rule, cuya sencilla fachada contradice la amplitud de sus salones y la prestancia de sus corredores decorados de esa manera exquisita que era propia de las mansiones de los acaudalados mineros de Pachuca. Hoy es la sede del municipio de la ciudad.

Un lugar único es el museo de la Minería, actividad estrechamente relacionada con Pachuca y el estado de Hidalgo. Sus salas permiten conocer la historia de las minas de esta región de México, explotadas desde tiempos prehispánicos y ligadas al progreso de la ciudad.

No se puede abandonar Pachuca sin visitar la casa de artesanía Hidarte, una feria multicolor, con bordados, tejidos, muebles, alfarería, talabartería -trabajos en cuero-, orfebrería en plata y cestería. La experiencia es mucho más enriquecedora cuando se ingresa a los talleres de los orfebres, lo que permite conocer sus técnicas y procesos de producción.

Otra vez el sonar del reloj. El tiempo se acaba, ¿es corto o será que Pachuca es demasiado atractiva? Compruébelo usted mismo. Así obtendrá la respuesta.

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