PALENQUE
VIAJES Y TURISMO
Envuelta en magia, bruma y misterio, Palenque se revela como una de las ciudades mayas más impactantes de México. Un complejo de estructuras monumentales, con templos de sobrecogedora belleza y soberbios palacios de piedra que se yerguen -indestructibles, milenarios, eternos- en una selva de verdor enloquecido.
Muros y paredes admirables que perpetúan la grandeza y sabiduría de una de las civilizaciones más importantes de la América prehispánica: los mayas, quienes “sembraron” en el bosque una ciudad colosal, probablemente sagrada, que tuvo su periodo de esplendor entre los años 600 y 900 d.C.
Y aunque el tiempo ha cercenado grandes sectores de su primigenio esplendor -en la actualidad solo puede verse una décima parte de su dimensión original-, todavía existen recintos de interés, como el Templo de las Inscripciones, un edificio piramidal en cuyos muros se encuentran labradas cientos de figuras jeroglíficas, o impactarse ante el Palacio, la construcción más grande del complejo.
Solo dos perlas arquitectónicas en un magnífico collar prehispánico que por su valor histórico, cultural y artístico, fuera incluido en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, en 1987.
Cuenta la historia que los antiguos llamaron Otulum a su ciudad (término de la lengua chol que significa sitio cercado o fortificado), pero con la llegada de los españoles estos cambiarían el nombre a Palenque, denominación que sirvió, también, para el sencillo pueblo que fray Pedro Lorenzo de la Nada fundara en 1567, a solo 7 kilómetros de distancia de las construcciones mayas.
Pero Palenque no es el único vestigio precolombino que reposa en estos verdes rumbos. Algo más alejados se encuentran Yaxchilán y Bonampak, dos misteriosas e impactantes edificaciones mayas en medio del follaje desmedido de la selva Lacandona, un reino natural en la frontera con Guatemala.
Y el embrujo de los complejos arqueológicos se une con el fascinante y sempiterno fluir de hermosas cascadas y cataratas, como Misol-Há y Agua Azul, respectivamente, donde existen agradables centros ecoturísticos, con cabañas rústicas, restaurantes y otros servicios, ideales para disfrutar con mayor placidez de la geografía de Palenque.
Solo queda por decir que Palenque es un destino ineludible a 284 kilómetros de Tuxtla Gutiérrez (la capital del estado de Chiapas) y 1,081 kilómetros de la Ciudad de México, en una zona geográfica de clima húmedo y lluvias casi permanentes, características que pueden incomodar al viajero, pero nunca lograrán “ahogar” la experiencia de disfrutar de una ciudad llena de misterio, una ciudad envuelta en brumas.