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San Cristobal De Las Casas Mexico

SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS

VIAJES Y TURISMO

Una ciudad que se escapó del pasado para mostrarnos calles empedradas que “transitan” entre soberbias iglesias de rostro virreinal y robustas casonas de adobe, estuco y tejas coloradas. Rasgos hispanos en una tierra de tradiciones milenarias, huellas occidentales que evidencian el mestizaje de San Cristóbal de las Casas, uno de los rincones más cautivantes de México.

Nacida con el nombre de Ciudad Real, fue fundada por el conquistador español Diego Mazariegos en 1528. Durante cuatro siglos su denominación fue cambiando, hasta que finalmente se optó por San Cristóbal de las Casas, en recuerdo de fray Bartolomé de las Casas, un notable defensor del pueblo indígena en el período colonial.

Hoy, la sencilla ciudad -capital de Chiapas hasta 1892- conserva templos de líneas platerescas y neoclásicas, auténticos emblemas de la arquitectura mexicana como la Catedral de San Cristóbal, un reducto de la fe pródigo en detalles y ornamentaciones que fuera edificado en el siglo XVII. Otro bello ejemplo es Santo Domingo, con su singularísima fachada rosa y sus exquisitas figuras y elementos indígenas.

Y la riqueza arquitectónica rebasa los templos. Las líneas inspiradas se proyectan a las estrechas calles del centro urbano y a las grandes casonas de amplios jardines e imponentes ventanales de hierro forjado y balcones esquinados. Son ejemplos notables la llamada casa de la Sirena (data del siglo XVI) y la Naa-Boom o casa del Jaguar, una mezcla de museo, biblioteca y hotel.

La ciudad conmueve por su impronta colonial y su nostálgico aire que evoca al pasado… pero la experiencia no se reduce a un espléndido periplo arquitectónico, es más profunda y está marcada por una fuerte experiencia cultural, que permite al viajero relacionarse con los hombres y mujeres de ese crisol de razas que pueblan Chiapa, uno de los estados mexicanos con mayor población indígena del país.

Tzotziles, tzetzales, choles y lacandones son los descendientes directos de los primeros habitantes de estas tierras, sin embargo, ahora viven relegados en el monte, luchando con dignidad a pesar de los siglos de injusticia y aferrándose a sus viejas tradiciones, enraizadas en los principios de la historia americana.

Los sábados ellos llegan a la avenida General Utrilla, entonces, se agita el mercado público. Se compran artesanías, se ofertan flores, se regatean hierbas medicinales en San Cristóbal de las Casas, que ha dejado de ser una ciudad colonial, para convertirse en una tierra de indígenas, provenientes de los poblados de San Juan Chamula, Tenejapa y Zinacantán.

Más que una oportunidad de conseguir buenos precios, el mercado es un aula abierta de antropología, donde es posible aprender y observar a los indígenas vistiendo sus huipiles, esas holgadas blusas de algodón bordadas con estilizados diseños que evidencia un profundo simbolismo.

Herencia, tradición, cultura viva en un mercado en el que los bienes más valiosos son la preservación de las costumbres, algunas tan curiosas como la de los sombreros de paja que utilizan los varones chiapanecos, los cuales sirven para identificar su procedencia (dependiendo del color de las mismas) y su estado civil (cuando estas van sueltas).

Cuando el mercado concluye, San Cristóbal de las Casas (2,120 msnm) retoma su cariz apacible y colonial, vuelve a su rol de ciudad tranquila, quieta y sumamente acogedora, que está localizada a 83 kilómetros de Tuxtla Gutiérrez (capital estatal) y a 962 kilómetros de la Ciudad de México.

Un rincón de clima templado y detenido en el tiempo que nació como una pequeña villa española sobre el valle de Jovel -conocido como los Altos de Chiapas-, y que hoy se ha convertido en uno de los principales destinos de México, un excelente punto de partida para recorrer las tradicionales comunidades mayas que germinaron a su alrededor

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