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Patzcuaro Atracciones Mexico

PATZCUARO

ATRACCIONES

En tiempos prehispánicos, Pátzcuaro fue el lugar de recreo de la nobleza purépacha. Sus bellas praderas, lagos, ríos y montañas, seducían a los monarcas de aquellos tiempos, eran una invitación al solaz, a la contemplación serena y augusta de su mágico entorno.

Desde entonces muchas cosas cambiaron en estas tierras. Se veneran otros dioses, se habla una lengua distinta y ya ni siquiera existen los nobles; sin embargo, Pátzcuaro mantiene incólume su belleza, su inspirador encanto que la hace merecedora al título del “Edén Michoacano”.

En este rinconcito de México, el viajero disfrutará de apacibles recorridos por calles empedradas que se abren paso entre construcciones del siglo XVI; navegará por las aguas del lago Pátzcuaro y descubrirá su rosario de islas habitadas; y sentirá la fuerza del pasado en sus formidables restos arqueológicos.

En su visita a Pátzcuaro, a 2,137 msnm y a 53 kilómetros de Morelia, la capital del estado de Michoacán, usted debe conocer estos lugares:

En la ciudad

Plaza Vasco de Quiroga: es una de las más bellas y, a la vez, singulares de la América Española. Su hermosura se explica por su diseño esmerado y la exagerada majestuosidad de las casonas coloniales que completan este espacio urbano; mientras que su peculiaridad radica en la ausencia de edificaciones de índole religioso, infaltables en la época colonial.

Es el corazón de Pátzcuaro y destaca por el verdor de sus fresnos y la hermosura de la fuente circular que rodea a la estatua del obispo Vasco de Quiroga, benefactor de la ciudad y hombre piadoso que consagrara su vida a la defensa de los indígenas purépachas o tarascos.

 

Palacio de Huitziméngari: frente a la plaza Vasco de Quiroga se yergue una residencia sobria que habría pertenecido al príncipe Antonio de Huitziméngari, hijo del último gobernante purépecha y ahijado del virrey de la Nueva España, Antonio de Mendoza.

Al traspasar el umbral de la puerta, el visitante se quedará sorprendido del contraste entre los trazos rudos y arcaicos de su arquitectura y el colorido fantástico de las flores que hermosean su patio, flanqueado por varios arcos en los que se exhiben productos artesanales.

 

Basílica de Nuestra Señora de la Salud: por su importancia y magnitud, fue la sede catedralicia del estado de Michoacán hasta 1950. En su interior está la venerada imagen de Nuestra Señora de la Salud, hecha con pasta de caña de maíz y miel de orquídea en el siglo XVI.

De fachada sencilla y escasa ornamentación, fue construida sobre un centro ceremonial prehispánico, por mandato del primer obispo de Michoacán, Vasco de Quiroga, cuyos restos descansan en el templo.

La Basílica es muy visitada durante todo el año. Especialmente en el octavo día de cada mes, cuando cientos de fieles llegan a orar y a pedir la protección de la patrona regional.
Se encuentra en la avenida Buenavista, a pocas cuadras del centro de la ciudad.

 

Casa de los 11 patios: es un conjunto conventual que data de 1742. Es el único recinto de la orden dominica en Pátzcuaro y albergó a las hermanas de Santa Catarina de Sena.

En la parte más antigua de este grandioso recinto destaca una preciosa fuente de agua y la portada barroca de uno de sus baños, un detalle singularísimo en aquellos tiempos.

Hoy es una colorida galería artesanal en la que se exhiben, fabrican y venden una gran variedad de productos tradicionales.
Se encuentra en la calle Madrigal los Altos 2.

 

Templo y colegio de la Compañía de Jesús: se erigió sobre un antiguo centro ceremonial prehispánico. Es de estilo barroco y data del siglo XVI, siendo uno de los más antiguos de la ciudad. Fue construido para los religiosos de la Compañía de Jesús, que se instaló en Michoacán gracias a las gestiones del obispo Vasco de Quiroga.

El complejo cuenta con un hermoso patio y la amplitud de sus espacios genera una agradable sensación de tranquilidad. Una de sus peculiaridades es el reloj “castigado” de su torre, llamado así porque su campana no repica a las 12 del día.
Se dice que la máquina fue traída desde España, por mandato expreso del rey Carlos V, quien quería deshacerse de él por haber marcado una hora ingrata para la corona.

También se afirma que el reloj se “quedó mudo” cuando una desafortunada jovencita se interpusiera entre el péndulo y la campana, para evitar que estas tañeran al mediodía, la hora en que su amado sería ejecutado. La tragedia habría ocurrido en España.

En el siglo XVI, las instalaciones del colegio (el segundo de los jesuitas en México) sufrieron graves daños como consecuencia de un incendio. Los religiosos lograron restaurarlo con la esforzada colaboración de los lugareños, conservando las características arquitectónicas propias de su orden.

Actualmente es la sede de la Casa de la Cultura. Se encuentra en el cruce de las calles Alcantarillas y Arciga.

 

Museo de Artes e Industrias Populares: es el primero en su género. Cuenta con 10 espléndidas salas con piezas creadas por los artesanos de Michoacán. Entre sus tesoros resaltan la peribana (una batea de una sola pieza del siglo XVII); varios lienzos de temas religiosos, un cristo de caña de maíz y vistosas máscaras.

Los ambientes del museo fueron las aulas del antiguo seminario de San Nicolás, el primero de la América Española. Fundado en 1540 por el obispo Vasco de Quiroga, en esta institución no solo se formaron los futuros párrocos de la Nueva España, sino decenas de indígenas que recibieron instrucción básica (leer y escribir) y laboral.
Se encuentra en la esquina de las calles Enseñanza y Alcantarillas s/n.

 

El Sagrario: arquitectura barroca, paredes de piedra, bóvedas a gran altura, retablos neoclásicos y uno de estilo churrigueresco, varios cuadros al óleo y un singular atrio semihundido de hermosa arquería y bardas altas, son algunas de las características de este templo, localizado en el cruce de las calles Lerín y Portugal.
Construido entre 1693 y 1695, el Sagrario fue hasta 1924 el santuario de la venerada imagen de Nuestra Señora de la Salud.

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